Recomendaciones nutricionales generales para la población:
Nuevo informe del Instituto de Medicina, de los EEUU.
Comentan: Teresa y Pedro Politi
Frente a la diversidad -y, a veces, la incoherencia- de las recomendaciones nutricionales "oficiales", es común sentirse desorientado o confundido.
La falta de evidencia científica detrás de la mayoría de estas recomendaciones impulsó la elaboración de un informe por parte del panel del IOM (Institute of Medicine), una institución gubernamental de los EEUU, realizando una revisión de los riesgos y beneficios originados por el consumo de los llamados "macronutrientes": carbohidratos, grasas y proteínas (1).
Aunque efectivamente el panel arribó a algunas recomendaciones específicas, hubo un reconocimiento de la situación: lamentaron las contradicciones y "zonas dudosas" en las recomendaciones nutricionales de los últimos años, sugiriendo que hasta a los expertos les resulta a veces difícil organizar la información disponible.
Luego de 3 años de debate, los 21 científicos del panel del IOM se pusieron de acuerdo en lo básico: 45% a 65% de las calorías ingeridas deberían provenir de carbohidratos, 20% a 35% a partir de las grasas y 10% a 35%, de proteínas.
La principal diferencia con respecto a los estándares de años anteriores reside en que antes las recomendaciones eran rigurosas y de carácter absoluto (del tipo: "no comerás huevo frito"). La información actual es más flexible, y ofrece márgenes de maniobra. Los expertos han tenido que reconocer humildemente que el tema es extraordinariamente complejo ("no conocemos todo"), que hay más de una respuesta correcta, y que dentro de un rango "razonable" puede haber opciones útiles y saludables.
El panel puso en tela de juicio muchas de las dietas populares -que prácticamente suprimen el consumo de carbohidratos, reemplazándolo solamente por grasas y proteínas. En otra declaración políticamente "cargada", el panel señaló que los beneficios de las dietas reducidas en grasas requieren más investigación.
Los científicos sostienen que es muy difícil determinar si simplemente reducir el consumo de grasas e incrementar el de carbohidratos es, en verdad, más sano. Hay poblaciones que aún consumiendo dietas altas en grasas, se mantienen muy saludables, tales como los griegos. Su llamada "dieta Mediterránea", sin embargo, está compuesta en su mayoría por grasas saludables provenientes de pescado y aceite de oliva, muy distintas a las grasas que consume la mayoría de - por ejemplo- los canadienses y norteamericanos.
Que se requiera más investigación no quiere decir que no se sepa nada.
Por ejemplo, el panel sugirió un incremento considerable en el consumo promedio de fibra a 35g por día para los hombres y 25g para las mujeres.
Algunas recomendaciones, tales como la necesidad de una hora diaria de ejercicio físico en adultos (el doble de lo recomendado en el pasado), parecen ignorar el ritmo de vida actual.
En definitiva, lo que todos quieren saber es: "¿Cuánto puedo comer de ...tal cosa?". La respuesta a tal pregunta debe surgir, finalmente, de una evaluación individualizada. Para las recomendaciones a la población, en cambio, se suele brindar pautas generales orientativas. Y esto es precisamente lo que hizo el panel.
¿Por qué aparece este comentario en una página Web dedicada a cáncer? Porque hay un gran número de indicios a favor de una relación entre ingesta de grasa y riesgo de contraer cáncer. Esta relación es compleja, e involucra numerosos otros factores, tales como sedentarismo, obesidad y el rol del tejido adiposo en el metabolismo de carcinógenos y hormonas.
Referencia bibliográfica
- Science. 13 de Septiembre 2002; 297: 1788-9.