ENTRE SÁBANAS
Lic. Diana Braceras


        Partimos de una sencilla hipótesis, ampliamente ejemplificada en cualquier ámbito de saber:

        Si en una célula se pueden reconocer las funciones, mecanismos y procesos estructurantes del nivel superior de organización del que forma parte...por ejemplo un órgano, o un sistema, más aún, un organismo completo...en una sociedad que reúne una acotada parcela de médicos especialistas en una de las tantas patologías, se verifica el estado, procedimientos y secuencias que afectan a la sociedad argentina en su conjunto.

        La crisis institucional en la que está inmerso nuestro país, ofrece en espejo el escenario ampliado de los avatares de la oncología argentina , instancia particular por la que atraviesa la generalidad de las sociedades profesionales que nuclean a los médicos, al fin y al cabo, entidades de representación indirecta de "trabajadores" de la salud.
        Tomando por ejemplo, un artículo sobre la actualidad nacional, firmado por Carlos Gabetta " La impotencia actual del gobierno: el vals de los conocidos de siempre"(1) , podríamos hallar fácilmente coincidencias con el análisis referido al gobierno del actual presidente Dr. Eduardo Duhalde, y la situación institucional de la mayoría de las conducciones societarias médicas, para el caso, evidentemente, nos centraremos en el campo de la oncología.
        Parafraseando al periodista podríamos nosotros afirmar:

        "Atrapado entre los insistentes reclamos de la sociedad, la gravedad objetiva de la crisis y su debilidad intrínseca para afrontarla, el gobierno de la Asociación de Oncología comienza a insinuar, más allá de la retórica y las buenas intenciones de algunos de sus miembros, una peligrosa deriva antipopular ..."
        También en nuestro campo profesional la estuporosa pregunta del millón sería: "Cómo es posible que hayan llegado a esto?" No redundaremos aquí en el diagnóstico de la Situación actual de la Oncología, que puede consultarse en el artículo homónimo de esta página.

        Siguiendo con el citado artículo, también podríamos sostener que:
        "... a menos que el interés personal lo impidiese, sólo una suerte de alienación de corte patológico o un profundo desinterés ciudadano ha impedido durante al menos los últimos tres años -desde que empezó la recesión y se cortó el flujo de capitales hacia Argentina- considerar que el modelo rentístico-financiero que impera en el país desde 1976 había llegado a su fin, que los daños provocados eran gravísimos y que era necesario frenar el proceso especulativo y pasar a una economía de decencia y producción antes de que todo estallase."

        Pero hay un aspecto central en este ajustado diagnóstico que concierne específicamente al momento presente de nuestra célula oncológica dentro del cuerpo de la nación, que lo puntualizamos en dos enunciados:

  1. "Además de su profundidad y extensión, el rasgo fundamental de la crisis argentina es su falta de alternativas políticas."
  2. "Los mismos que provocaron el desaguisado resultan los llamados a resolverlo"

        No sólo se trata, en muchos casos de la falta de alternativas en cuanto a ideas y corrientes de pensamiento, o de los mismos nombres y grupos de poder, sino especialmente de los mismos medios y procedimientos para formalizar el gobierno institucional, conformando una legalidad que por sí sola no otorga legitimidad El recambio de personas o la rotación de los cargos en listas sábana, "pre-cocidas" no garantizan un cambio de la política de conducción tradicional, atrapada entre su impotencia fáctica ante los principales beneficiarios del modelo gerenciador que dañó nuestro sistema prestacional y los reclamos inorgánicos de la sociedad.
        Maquiavélicamente se acepta la declaración de los fines, los mismos que nunca se cumplen, como valor indiscutible que merece pagarse con el costo de cualquier medio que supuestamente es necesario aceptar para conseguirlo. Con la ingenua idea de que "Lo que vale es la intención" se tornan indiscutibles los procedimientos históricamente ineficaces para implementar cualquier cambio sustancial en las prácticas que se cuestionan.
        Por eso el reclamo ciudadano ¡Que se vayan todos! Da en el blanco del sistema de reproducción de la práctica política que se impugna. No necesaria o excluyentemente es una descalificación o acusación personal a todos y cada uno de los nombres de los que están o se proponen para las funciones: representa la búsqueda inaugural de nuevos medios de producción de una dirigencia esencialmente distinta en el hacer y en el pensar.
        La prioridad de esta hora no es cómo encajar en una vieja legalidad esclerosante, sino cómo legitimizar la voluntad democrática de un cambio imprescindible para la supervivencia, no solamente de una célula societaria determinada, sino de la organización superior de la que somos parte: la sociedad argentina. El efecto cascada de los cambios estructurantes en los diversos sectores de la vida institucional, se asemejaría a múltiples intervenciones terapéuticas inductivas de diferenciación celular, en un tejido tumoral maligno.

        Por eso, podemos hacer nuestras las palabras dedicadas al estado de nuestras instituciones nacionales:

        "Esta crisis sería de larga y muy difícil resolución para cualquier gobierno, por legítimo que fuese. En cualquier hipótesis la sociedad argentina, que dejó llegar las cosas tan lejos, debería aceptar postergaciones y sacrificios. Pero parece cada vez más evidente que la solución requiere ante todo un gobierno legítimo, capaz de reunir detrás de un proyecto refundador de país una "masa crítica" política lo suficientemente fuerte como para resistir las presiones de los lobbies por un lado y lograr que la sociedad acepte sacrificios por otro. Esta es una tarea a la que deberá abocarse la propia sociedad, en paralelo a su permanente vigilancia para no resultar nuevamente víctima de una nueva estafa político-económica. Lo que ningún gobierno podrá, a menos que eche mano del recurso de la represión masiva, es imponer a la sociedad argentina una "solución" que deje a salvo los intereses de quienes han lucrado con el modelo neoliberal y sus responsabilidades políticas y legales, haciendo que, una vez más, resulte el conjunto de la sociedad quien pague la factura de la fiesta y los platos rotos. A pesar de que algunos de sus miembros tienen buenas intenciones y antecedentes y que a nivel retórico manifiesta su deseo de "satisfacer los justos reclamos populares", la debilidad intrínseca y el origen de este gobierno hacen prever que irá poco a poco asumiendo una deriva antipopular. Como en el cuento del escorpión, está "en la naturaleza", en los mecanismos ideológicos más profundos de la actual dirigencia argentina, dar la espalda a la sociedad y al interés nacional."

        Pero...de qué naturaleza se trata?

        "La naturaleza humana no está determinada de por sí: lo que hace ser hombres a los hombres no es un dato dictado por la pertenencia genérica a la especie. Los hombres no disponen de una naturaleza extrasituacional, sino que lo que los hombres son, es el producto de las condiciones sociales en que se desenvuelven"(2)...es decir la red de prácticas y discursos que lo constituyen. Es así, que el recambio de los hombres en la dirección de las instituciones no implica una distinta naturaleza en el desarrollo de sus funciones, si las prácticas se conservan iguales.

        La práctica eleccionaria para la designación de autoridades, verticalmente acatada por todas las instancias societarias sigue siendo la lista única o la elección obligada entre listas sábana. Esta marca de origen en el procedimiento instituye un tipo de subjetividad proliferativa e indiferenciada, "cancerosa", diríamos en nuestro medio. También entonces podríamos afirmar que si bien no es posible la reversión fenotípica en todas las células cancerosas, muchas de las propiedades de éstas son suceptibles de modulación bajo ciertas condiciones.
        De la impugnación general no se vuelve con una mera recomposición de la clase dirigente, con parches y remiendos en una sábana que promete sueños y cobijo a la medida de las encuestas de opinión.
        "Al juego entre los integrantes de esa clase le importa bien poco cómo es que cada uno ha llegado a integrarla. Lo cierto es que una vez adentro, todos tienen que jugar a lo mismo....Así, la subjetividad de la clase política revela dos imposibles: abandonar la interna, entablar relación no virtual con la gente. ..La gravedad de la crisis y el cacerolazo llaman a la responsabilidad de la clase política. Pero los rasgos de la subjetividad política excluyen la responsabilidad...La crisis institucional habla de la sequía general de las fuentes de legitimación."(3) , tan ajenas a los juegos entre sábanas.


Diana Braceras, marzo de 2002.



1 Ref. Nota de Le Monde Diplomatique Edición Cono Sur, 18 de enero de 2002, en Info-Dipló para Internet.
2 Ignacio Lewkowicz, "Esparta o la paternidad abolida" en La encrucijada de la filiación, J.J.Michel Fariña y C. Gutierrez (Comp.), Lumen, Buenos Aires, 2000. Pág. 121.
3 Notas sobre los acontecimientos de diciembre en Argentina, que Ignacio Lewkowicz hizo circular por mails para la discusión, fechadas el 1/2 de enero de 2002.