Duerme sin fin compañera y no sepas lo que pasa. Duerme tu hijo en el sueño. Duerme sin miedo y sin dueño. Ayer me daban dinero parra comprar mi silencio, Por eso mientras tu duermes escribo hoy estos versos. Muchos piensan que arrendé a los que pagan mi canto. No les daré desencanto, más les diré lo que di A los que tienen la plata: Mucho susto y mucha lata. No me arrienda la ganancia de mi canto en los salones. Ni tampoco las razones del que presume pureza. A mí me infunden tristeza, Los que juegan de santones. Me han pinchado por todas partes y por todas partes Me han criticado el grito. Otros me dan y yo quito, La importancia a mi guitarra, que las mentiras desdeña Y a mis verdades se agarra. Bien señores: se acabó el tiempo del acomodo Y les he dicho lo que pasa y he sentido. No se ofendan, no hay motivo, más ninguno se haga el sordo que todos antes me oyeron y hasta algunos aplaudieron cuando he cantado al amor. No se olviden que el dolor, no calla quienes lo hicieron. No cantaré compañera sino a la carne y al hueso, Y dejaré las razones a los que saben de eso. No venderé mi guitarra, no la ganará el silencio, ni el interés, Ni el desprecio, mi canto...mi canto no tiene precio. Guarden su oferta señores, están perdiendo su tiempo. No me importa que se ofendan, Se equivocaron de tienda, Porque aquí nada está en venta. |