Dieta y Cáncer de mama
Más sobre esa larga historia...


Dr. Pedro M. Politi
Oncólogo clínico, Equipo Interdisciplinario de Oncologia
e-mail: cancerteam@fibertel.com.ar

        No pasa semana sin que nos bombardeen con una nueva dieta que - nos prometen - obrará milagros en nosotros. Y parece que "la ciencia" y "la medicina" se empeñan en prohibirnos lo que nos gusta comer, o bien, en forzarnos a comer... todo eso que no nos gusta, bajo argumento de que "es lo más sano". En qué se sustentan las recomendaciones?

        Lamentablemente, no es fácil llegar a conclusiones científicamente válidas. Existe la variabilidad propia de los organismos vivientes, hay elementos que pueden inducir a confusión, y generalmente, no es posible o confiable plantear un experimento en que "Ustedes, los de allí, coman verdurita", en tanto que "Ustedes, los de más acá, coman hamburguesa, papas fritas y lechón". Por suerte, la gente no siempre hace lo que le dicen... Entonces, si una intervención nutricional no es fácil de sostener en el largo plazo, otras posibilidades de poner a prueba las hipótesis de investigación son los estudios de observación. Estos últimos se basan en algún tipo de encuesta, y frecuentemente se forman subgrupos según el consumo promedio de algún tipo de nutriente, y se observa la evolución clínica, a lo largo de años. Uno de tales estudios, recientemente publicado en la prestigiosa revista del Instituto Nacional del Cáncer de los EEUU (1). Examinemos las premisas básicas, los resultados, y saquemos conclusiones.

        El consumo total de grasa en la dieta - y especialmente, ciertos tipos de grasa, como la saturada (ej manteca, grasa animal como la presente en las carnes, y artículos de repostería) tiene una relación con el riesgo de cáncer de mama, particularmente cuando se establecen comparaciones internacionales:         Por otra parte, experimentos en animales sugieren que la ingesta total de grasa, y de grasa poli-insaturada (en particular, ácidos oleico y linoleico) promueve carcinogénesis mamaria.
        A fin de examinar con más detalle esta posible asociación entre ingesta de grasa y cáncer de mama, se recolectó información de más de 61.000 mujeres que ya habían llegado a la menopausia, y que participaban de un programa nacional de controles periódicos con mamografía en los EEUU, entre 1973 y 1981. Un total de 40.022 mujeres completaron una encuesta detallada, enviada por correo, la cual incluía preguntas sobre su estado de salud, historia familiar, y un cuestionario diseñado para analizar el ingreso de grasa total, saturada e insaturada en la dieta. El cuestionario había sido previamente validado. El seguimiento se realizó con ulteriores cuestionarios por correo y mediante llamados telefónicos.

        Las mujeres participantes del estudio tenían un promedio de 62 años de edad al ingreso, eran predominantemente blancas (89%) y habían tenido uno o más partos (84%). Un 66% de ellas tenía antecedentes de enfermedad mamaria benigna. En 21% de las participantes, al menos un familiar tenía antecedentes de cáncer de mama. La ingesta total de grasa (como porcentaje de las calorías totales) decreció al aumentar el nivel educacional, el consumo de alcohol y el de frutas y vegetales. En cambio, la ingesta de grasa aumentó en las mujeres con mayor número de hijos, mayor ingesta calórica, y mayor índice de masa corporal.

        Durante un promedio de 5.3 años de seguimiento, 996 de estas mujeres desarrollaron cáncer de mama. Se observó mayor riesgo de cáncer de mama en mujeres con mayor edad al primer parto, mayor ingesta de alcohol, mayor índice de masa corporal, antecedentes de enfermedad mamaria benigna, e historia familiar de cáncer de mama, y también en aquellas mujeres con menor edad a la menarca. Todos estos son factores conocidamente asociados con el riesgo de cáncer de mama.

        Agrupando a las mujeres en cinco grupos (quintilos) de ingreso creciente de grasa en la dieta, no se observó una diferencia significativa en el riesgo relativo de contraer cáncer de mama. Tampoco se observó diferencia en el subgrupo con antecedentes de enfermedad benigna de la mama.

        Sin embargo, en las mujeres sin estos antecedentes, se detectó una asociación positiva entre la ingesta total de grasa, y la de grasa insaturada, y el riesgo de cáncer de mama. El riesgo relativo de cáncer de mama en el quintilo de mayor consumo de grasa en la dieta fue 2.20 respecto del quintilo de menor consumo, para las mujeres sin antecedentes de enfermedad mamaria benigna.

        Los autores analizaron diversas fuentes de error en el muestreo, y no logran excluir completamente la posibilidad de un hallazgo debido al azar.

        Sin embargo, son ya varios los estudios que no logran establecer una clara conexión entre consumo de grasa y riesgo de cáncer de mama. Esto no quiere decir de ningún modo que "es OK consumir grasa"!!! El riesgo cardiovascular aumenta con la ingestión de grasa, particularmente, de grasa saturada. Sin embargo, es justo mostrar hasta dónde llegamos hoy. Sigue siendo bueno para la salud en general - y especialmente, para la salud cardiovascular- "comer sano", es decir:
Marzo de 2001


Referencias
1. Velie E, Kulldorff M, Schairer C, et al. Dietary fat, fat subtypes, and breast cancer in postmenopausal women: a prospective cohort study. J. Natl. Cancer Inst. 2000; 92 (10): 833-839.