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Está
entre nosotros, es inútil negarlo. Hay un fuerte prejuicio en la comunidad médica,
consistente en rotular a ciertas enfermedades como “sucias”, en contraposición
con otras, “limpias”. Del mismo modo, hay patologías consideradas
“altamente tratables” o “respondedoras al tratamiento” y otras, frente a
las que no habría “nada que hacer”. Examinemos más de cerca este
preconcepto, particularmente en lo referente a la patología oncológica. Los médicos,
para bien o para mal, estamos inmersos en una serie de percepciones compartidas
por la cultura en que vivimos. Una de esas percepciones sostiene que “el cáncer”
es un conglomerado homogéneo de patologías, todas signadas por un fin fatal,
inexorable. El círculo vicioso conceptual se inicia con un “no hay nada que
hacer”, continúa con un “no hagamos nada”, y – ante las consecuencias lógicas
de tal inacción – se cierra con la reflexión “viste, no había nada que
hacer”. Una auténtica profecía de auto-cumplimiento.
Tomó
décadas convencer a algunos grupos de especialistas -
luego de numerosos estudios clínicos con gran número de pacientes y
prolijo diseño y ejecución – sobre los auténticos pro y contra
de diversas intervenciones terapéuticas (cirugía, hormonas, quimioterapia) en
el cáncer de mama, y posteriormente en el cáncer de ovario.
Tanto
es así que actualmente son las mismas pacientes quienes reclaman información
sobre esas opciones de tratamiento.
En
contraste, la situación en el cáncer que causa más muertes en la Argentina
(el cáncer de pulmón) es muy diferente. Se me ha informado que en un Hospital
público del Nordeste, su Director habría emitido un memo indicando que a los
pacientes con cáncer de pulmón no-operable, debería administrárseles
solamente “cuidados paliativos” (entendamos: control de síntomas), ya que
“no hay nada que hacer”. Es importante señalar que, en pacientes con
enfermedad no-resecable, pero aún sin metástasis (estadío III), el uso de
quimioterapia + radioterapia DUPLICA o TRIPLICA la expectativa de sobrevida a 3
y 5 años. Los detalles sobre las opciones terapéuticas en pacientes con
enfermedad metastásica se exponen en otro documento (1). Baste por el momento
mencionar que, como agudamente señalara la Dra. Viviana Baroli, neumonóloga de
San Juan la tuberculosis y el cáncer comparten una serie de estigmas:
Se conoce el agente causal (bacilo de Koch, y carcinógenos presentes en el humo del tabaco), pero la actividad en prevención es incoordinada o casi inexistente.
Hay
tratamientos, provistos en su mayor parte por el estado, pero no están
disponibles para todos.
Se
considera que no vale la pena gastar dinero en los tratamientos.
Qué
motivos subyacen a estas percepciones?
En el
caso del cáncer de pulmón, los tratamientos son complejos, costosos y
frecuentemente, tóxicos. El arte médico estriba en poder discernir qué
pacientes tienen mejor probabilidad de beneficiarse con ellos, comunicar esta
información al paciente y la familia, y una vez planteadas las opciones con
toda honestidad, acompañar la decisión del paciente, sea ésta la de “Combatir
el buen combate” , o bien “Disfrutar el sabor de las cerezas”.
Quién tiene tiempo para sentarse a escuchar y a explicar?
He aquí el dilema filosófico.
Otra
posibilidad es el desconocimiento de la literatura, o la falta de tiempo para
llevar adelante un análisis crítico de la misma. Este es el factor de deficiencia
en la actualización o en la educación médica continua.
Por
el contrario, algunos cierran filas y callan las opciones existentes. A veces,
se ve flotar una motivación non-sancta : en quién confiar sobre
las opciones de tratamiento, si sucediese – como a veces - que mi médico
cobra un monto fijo mensual por atender a todos los pacientes con cáncer de
pulmón, y cada tratamiento denegado – o eludido – representa un cuantioso
ahorro? He aquí la tentación de lo monetario por sobre lo médico.
Pero
la tentación de lo monetario también hizo presa de funcionarios que,
percibiendo desorden y mal uso de los recursos en Salud, dan palos de ciego
buscando poner la situación “en caja”. Pondrán así en orden las cuentas
de su propio hogar?
Algunos
ejemplos de desorden? Fácil. El PAMI tiene un serio problema en el área
medicamentos, y especialmente con los medicamentos oncológicos. El gasto es
elevado. Quieren poner al PAMI en una posición incómoda? Pregunten: - Cuántos
pacientes con cáncer tiene? No
hay respuesta precisa. Pregunten más:-
Cuántos pacientes con cáncer de pulmón tienen?
Prudente silencio. Estamos hablando del sistema de cobertura médica más
grande del país.
Hipótesis:
Se desea ajustar el gasto a partir de los números. Es como ir al
restaurante y elegir platos por la columna de la derecha (precio), sin ver de qué
se trata (y ... el médico le recomendó dieta!). Y si la provoleta es más
barata que la ensalada? A comer provoleta!
En otras palabras, para una enfermedad, se autoriza utilizar lo más
barato... y eso, sirve para esa enfermedad?
Alguien oyó hablar de Calidad?
Porque si compro barato lo que no me sirve... compré mal,
no? Y el PAMI compra
aproximadamente un tercio del mercado de medicamentos del país, y la mayor
parte de los medicamentos oncológicos.
Los
pacientes y toda la sociedad tienen derecho a conocer sus opciones. Y tienen
derecho a ejercitar su derecho de optar, una vez que han recibido información
amplia y transparente. “Nunca es triste la verdad”, canta Serrat. Pero si
fuese médico, hubiese continuado... “lo que a veces tiene, es
remedio”.
Referencias
P.
Politi. Tratamiento del cáncer de pulmón estadío IV. Ver http://www.Equipo Interdisciplinario de Oncologia.com.ar
, en la Sección Documentos Médicos.
V. Baroli. Tuberculosis y cáncer. Ver http://www.Equipo Interdisciplinario de Oncologia.com.ar , en la Sección Visitas.