Hay que crear una Cátedra de Dolor
para mejorar el tratamiento del dolor asociado al cáncer?
 
 
Escribe:  Dr. Pedro M. Politi, CáncerTeam.
 
Hace unos días, una prestigiosa página española de Internet para médicos, comunicó la creación de una Cátedra de Dolor, con el apoyo de dos distinguidas y excelentes universidades de Madrid, y con apoyo económico de un laboratorio farmacéutico europeo.
 
La siguiente reflexión, a modo de carta dirigida a esa página Web, pretende instalar un espacio de debate: cómo estamos tratando el dolor asociado al cáncer? Cómo mejorar?
Son bienvenidas las propuestas de los lectores. Gracias por participar.
 
 
De mi mayor consideración:
 
La creación de una Catedra de Dolor representa un importante paso, conceptualmente, hacia el logro de una mejor actitud de la comunidad médica respecto del problema del sufrimiento de los pacientes. Si bien el alivio del dolor es una de las misiones principales de la Medicina, la calificación que nos da la sociedad es de "insuficiente", o "reprobado".Reflexionando sobre los motivos del fracaso en tan importante emprendimiento, el Dr. Mitchell Max, neurólogo norteamericano, se focalizó hace unos años en considerarlo como un "fracaso educativo".
 
En realidad, no interesa lo que se declame en Cátedras, de pre- o postgrado . Se aprende con el ejemplo. Si el estado actual del alivio del dolor (el alivio de los pacientes, no las sistemáticas bellamente escritas y publicadas que nadie cumple)  es malo, es porque los médicos "líderes de opinión", los que son admirados como modelo de rol, fracasan lamentablemente. Y por qué fracasan? Porque poco les interesa.
 
En la Argentina, por ejemplo, es desafortunadamente frecuente ver a los pacientes con dolor severo, no controlado, simplemente porque no se administran los medicamentos apropiados, disponibles. Hay (en líneas generales, y con honrosas excepciones) un desinterés por aliviar el dolor, porque esta tarea toma tiempo, acerca al médico al escenario del sufrimiento, "moviliza" internamente, en fin... es una verdadera molestia. Si el todopoderoso dinero, o el omnipresente mercado son las divinidades de hoy, conviene mucho más realizar una intervención quirúrgica por la que se cobran miles de dólares, que sentarse junto a un paciente sufriente. Para los oncólogos (es hora de un mea culpa) la administración de quimioterapia es mejor reconocida y recompensada socialmente que el control del dolor. Y que harán, entonces, los oncólogos? Nos sorprende?
 
Desafortunadamente, estos pacientes que quedan como despojos dolientes representan reclamos desoídos por el conjunto de los médicos. Más desafortunadamente aún, hay quienes (con más buena voluntad que visión) se ocupan caritativamente de ellos: pequeños grupos de cuidados paliativos, perdidos en el monstruo enorme de un hospital de muchos pisos. Su rol de "buenos samaritanos" permite a "aquellos cirujanos" y a "aquellos oncólogos" seguir con lo suyo, como si nada, desentendiéndose aún más del alivio del dolor y del sufrimiento.
 
En el equipo interdisciplinario de Oncologia en que trabajo, se piensa que el alivio del dolor y del sufrimiento es responsabilidad de todo médico a cargo de un paciente. Esta responsabilidad es intransferible. Por tanto, desde esta óptica, generar más unidades de cuidados paliativos representaría, en parte, decirle a la comunidad médica toda: "sigan así; total, otros se ocuparán del dolor. Los relevamos de su responsabilidad". Eso deseamos?
 
Como podriamos enseñar a los médicos, jóvenes o no, a tratar el dolor? Como dice el Dr. Mitchell Max, el dolor es "invisible" a la práctica de la Medicina. No se lo "mide", no se lo registra secuencialmente. Si un paciente continua febril o hipotenso o con bajo ritmo diurético, se exige del médico a cargo una conducta terapéutica correctiva. Se monitorean los resultados. No con el dolor. La recomendación del Dr. Max: Hacer "visible" el dolor. Colocar los "puntajes" de dolor en cuadros o tablas accesibles en la historia clínica (hay una evaluación internacionalmente aceptada, el análogo visible de dolor, en que el paciente traza una marca en una escala de 10 cm, y luego se traduce esa marca en un puntaje 0-10 . Hay otras evaluaciones aceptadas, además). Entonces, al colocar el puntaje de dolor en lugar prominente, se hace responsable al médico de cabecera por el control de ese dolor.
 
Expresa la Dra. Marcia Angell, ex Editora en Jefe de la Revista The New England Journal of Medicine: “ Ningún paciente debería soportar intenso dolor innecesariamente. La cualidad de la compasión es esencial para la práctica de la medicina” (2)
 
Ahora, preguntémonos: por qué hacemos "invisible" el dolor?
 
Cordialmente,
Dr. Pedro M. Politi
Oncologo Clínico, Equipo Interdisciplinario de Oncologia

Referencias:

1. Max MB. Improving outcome of analgesic treatment: is education enough? Ann Intern Med 1990; 113: 885-889.

2. Angell M. The quality of mercy. N.Engl. J. Med. 1982; 306: 98-99.