Hable con ellos...

Escribe: Dra Susana B. Etchegoyen



...Qué es esta fuerza que nos encierra dentro del tiempo lineal, que nos obliga a caminar en la carretera directa hacia la autodestrucción, que encarcela nuestro hacer dentro de una máscara de ser? ¿Qué es lo que niega nuestra dignidad?...

John Holloway/ Revista Rebeldía Nro 1


PRIMER ACTO: LO QUE RESTA DEL DIA........

Todas las noches con deleite amuro
mis rayes en terreno conocido,
mi cotorro semeja un tibio nido
cuando vuelvo cansada del laburo....(1)


        En la ducha, mientras espero que el agua arrastre por mi espalda las trazas de pesar que me ha dejado el día, allí donde el esófago pelea con el estómago por su identidad, la opresión no permite distracciones, y el vapor trae de vuelta las últimas escenas de esta tarde:


Escena Primera:

        La patóloga mamaria, se presenta en el consultorio, apenas disimula su agotamiento. Luce apurada y molesta, garabatea un apellido , agrega el número de cama y enuncia:

-Bueno, mire doctora, haga como quiera, pero esta interconsulta nos la pide dirección.

        Escucho atenta y algo sorprendida:

- Se trata de una paciente joven .... loca!... que además ha arrastrado a su familia en esta locura. La internaron el viernes, no sé para qué! ..., porque ya no hay nada que podamos hacer con ella, .... claro ahora la familia se desesperó, .... ahora que ya está!, antes prefirieron la medicina alternativa pero ahora que las papas queman!!!! ... en fin doctora es un estadío IV, parece mentira como se ha suicidado esta joven mujer!!! .... Un horror!!! ... hace años que no veo algo así.

        Me despido amablemente de la doctora, que a diferencia de otros colegas, al menos se ha preocupado por ser cordial, y sin quererlo comienzo a echar mano de mi extensa colección de prejuicios, gracias a los cuales durante el recorrido de dos pisos por escalera, logro transformarme en peor persona de lo que habitualmente soy, y alcanzo la habitación, con pésimo ánimo y peor predisposición.


Escena segunda:

-Ellos dicen que estoy muerta, pero yo se que estoy curada!

        Es menuda, y el camisón apenas puede disimular las huellas de su enfermedad. Me mira profundamente y se disculpa.

- Usted creerá que estoy loca pero... míreme!! yo no estoy muriendo!!!....

        Me acomodo en la silla, y decido que lo mejor es hablar con ella, Después de todo..., quien no dice cosas locas en algún momento de la vida?!.
        Le pido entonces que por favor me cuente todo desde el principio.

        Y entonces comienza otra historia. Se desgrana otra verdad; que rebela interconsultas con los especialistas más famosos, que con sacrificio, pudo pagar una sola vez; la derivación posterior al hospital; la biopsia con anestesia insuficiente que le dejó horror a la cirugía de por vida; meses de espera para una cirugía que llegó cuando ya no era recomendable; interminables tratamientos de quimioterapia, radioterapia y el infaltable maltrato de los colegas;.... la búsqueda en la medicina naturista...la última semana de fiebre y dolor por la infección.... Las lágrimas mojan el borde de la cama mientras habla...

        Necesito unos minutos de silencio para ordenar mis ideas, los saberes parecen haberse esfumado y la angustia apenas supera la profunda vergüenza que se me asoma a la cara.

        Juntas acordamos un plan de acción, que excluye la necesidad de que permanezca internada.

        Me despido con un beso. Sonríe y parece aliviada.


Escena tercera:

        La familia, espera ansiosa en el hall. Expongo cuidadosamente la estrategia acordada con la paciente.

        El esposo llora en silencio,... el hermano me agradece...

-Doctora, no sabe lo que esto significa para nosotros!!!, desde que la internamos nos dicen que la llevemos a casa, que ya no se puede hacer nada, que se vaya y juegue con los chicos...que ya está muerta!.

        Les sugiero que vayan a la habitación, donde la paciente los espera para compartir el té, (lo que a todas luces desmiente cualquier posibilidad de que esté muerta) y los cito por consultorios externos con la paciente.

        Nuevamente agradecen que haya accedido a hablar con ellos.


Escena cuarta:

       El enfermero azorado, y sin dar crédito a lo que escuchó, pregunta:

-Cómo que se va de alta?, a usted no le parece que está loca?, si se va no la podemos controlar!!!, vio lo que ha hecho con su vida?!!!...

        Trato de disimular el malhumor, y le pido que llame al médico de piso, quien cansinamente aparece y suma su voz crítica hacia la decisión de otorgar el alta.

        Firmo la historia, recojo mis cosas y como parece imposible hablar con ellos, antes de salir del cuarto les regalo algunas preguntas:

- A ustedes: ¿qué les parece?, ¿quién le regaló a nuestra paciente más sufrimiento y humillaciones?... ¿su cáncer, o esta medicina que hemos sabido concebir?.

        En todo caso, ¿quién está más alienado, ella que huye desesperadamente de la muerte, o los médicos que desde la sordera encubridora solo le ofrecen más humillación y dolor?

        Sin esperar respuesta, comienzo inexplicablemente a cantar aquella estrofa inolvidable "...." Yo vivo muerto hace mucho, no siento ni escucho ni a mi corazón......" (2), mientras me alejo por la escalera.



SEGUNDO ACTO: LA CENA ESTÁ SERVIDA.....

Estás desorientado y no sabés
qué "trole" hay que tomar para seguir.
Y en este desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés....(3)


        Hurgando distraídamente entre la roja ira del tomate y la verde esperanza de la lechuga, intento hallar alguna explicación tranquilizadora, para tanto desatino, o peor aún para tanta canallada. Después de todo, mis lecturas frecuentes de Badieu y tantos otros, no impidieron que mientras subía las escaleras hacia la habitación de la paciente, me convirtiera en una cretina más.

        Quizás porque todos estamos atravesados por años de pensamiento único, que en el marco de un capitalismo despiadado, ha arrasado con cualquier práctica que amenace su propia reproducción, el cadáver de aquella medicina, que una vez supo abrevar en los mejores ideales burgueses, yace impávido ante nuestros ojos.

        Si curar y luchar por la vida ya no constituyen la razón de nuestra práctica me pregunto: ¿ nos habremos convertido en garantes de la muerte?.

        Si sólo se nos permite vender nuestro hacer al capitalismo sanitario, vuelvo a preguntarme: ¿a quien estamos sirviendo en realidad?.

        Entonces inevitablemente reflexiono sobre el proceso que niega sistemáticamente la dignidad de los pacientes, encerrándolos en definiciones, de las cuales somos cómplices necesarios : "es oncológico, "está muerto", "es disfuncional", "está psicótico", "es viejo",... y tantas otras que engrosan la larga lista que los limita penetrando su existencia y la nuestra, obligándonos a actuar de una sola manera posible, acorde a la máscara impuesta por el sistema.

        Todos estamos obligados a llevar máscaras , atrapados en ellas de manera tal, que nuestra humanidad, es decir nuestra capacidad creadora de hacer de diferente manera, queda negada.

        Y si nuestra dignidad es el hacer, y el romper ese hacer es el mecanismo fundamental, mediante el cual el capitalismo sanitario nos impone un solo modo de hacer, acorde con el reino de "así son las cosas", "así es la vida", ¿somos tristemente lo que somos y nada más?......



TERCER ACTO: PLAN DE LUCHA DESDE LA DUERMEVELA

Asignatura pendiente:
Ser felices
Reconciliarse con el entusiasmo
Buscarse entre los pliegues la sonrisa
Construirse el amor a contra-mano
y poder ser insurrectos de la historia
y develar secretos y contarlos
y amarse a voz en cuello y no estar solos
"y no dejar materias para marzo".


        El señor arenero agobia mis párpados, mientras me resisto a clausurar el día.

        Si creemos que otra forma de hacer y de relacionarse con los otros es la gran tarea pendiente, entonces, la lucha consiste en emancipar el hacer del ser. Pero ... ¿Cómo lograrlo?.

        Cómo en otros órdenes de la vida, el "NO" es un buen comienzo, si otro mundo es posible, otra medicina espera ver la luz.
        Decirle no a esta forma de práctica, recuperar la dignidad de hacedores, intentar crear relaciones diferentes con los demás, romper en fin las máscaras, y si todo falla simplemente hablar con nuestros pacientes, con la convicción de que el camino a recorrer, no es uno, sino múltiples caminos que juntos podemos hacer al andar.



Buenos Aires, 5 de Febrero de 2003




Referencias:

  1. Fragmento del poema lunfardo "Realización". de Marta Iñíguez -
  2. Fragmento del tango "Desencanto" - de Cátulo Castillo-
  3. Fragmento del tango "Desencuentro" de Discepolín.-
  4. Fragmento del poema "Asignatura pendiente", de Silvia Spitalnik