Que no quede ni uno solo
Escribe: Dra Susana B. Etchegoyen



        Despedimos el 2001 en medio de lo que didácticamente aceptamos llamar la crisis más grave de nuestro Sistema de Salud. Decimos didácticamente; porque la crisis muestra una carácterística situacional de tiempo mínimo; es un episodio de alta tensión, súbito, repentino y apremiante que se interpone entre dos situaciones de cierta normalidad, mientras nosotros en realidad asistimos al DERRUMBE DEL SISTEMA SANITARIO ARGENTINO. Derrumbe determinado por la pobreza consecutiva al saqueo de nuestro país que tampoco puede encuadrarse dentro de una crisis , en tanto constituye un hecho encarnado en usos que viven y gobiernan nuestra vida desde hace siglos.

        La descapitalización formidable de la estructura pública social, a la que condujo nuestro destino de país dependiente, ha herido hasta el exterminio, la estructura que sostiene los servicios imprescindibles para brindar las prestaciones mínimas, que el sector salud reclama sin poder reaccionar.

        Bien sabemos que la ideología de los grupos hegemónicos que controlaron progresivamente el poder del Estado, se impuso también, dominando el aparato sanitario.

        La complicidad de las distintas instituciones profesionales ( Colegios, Sociedades, Federaciones, Asociaciones gremiales etc), que permiten e impulsan prácticas corporativistas, con elevados niveles de perversidad, y dolo hacia el sistema, y por consiguiente hacia sus integrantes ( tanto trabajadores de la salud, como pacientes), así como el silencio connivente de sus cúpulas, siempre representantes del sector patronal, no pueden interpretarse como otra cosa que prácticas de una clase, que es partícipe fundamental del fraude del sistema competitivo y lucrativo-comercial de la medicina neoliberal que supimos conseguir.

        La gravedad de la hora, ubica entonces en su justa dimensión, los conflictos palaciegos que los grupos oncológicos nacionales vienen sosteniendo desde hace cinco presidentes nacionales.

        La Emergencia Sanitaria Nacional, en un país con más de 14 millones de desocupados que difícilmente tengan acceso a la salud, nos despoja hoy finalmente a todos de algunos derechos más.

        Ni la cúpula reinante en la AAOC; ni los vergonzantes candidatos de la lista sábana alternativa ( tan afectos a los anónimos como al juego de las escondidas), han encontrado valor, voluntad o convicción para defender los derechos de pacientes y afiliados ante el avance salvaje de la medicina gerenciadora, que lejos de detenerse, ahora legaliza su status miserable con un nuevo PMO raquítico, parido a la sombra del folclórico prestigio de nuestro ministro de salud.

        El derrumbe de las Instituciones se produce inexorablemente acompañando a la destrucción del sistema sanitario. Ahora llega una época de dura prueba.

        La teoría del derrumbe que esbozáramos, nos ofrece una oportunidad inmejorable para edificar una estrategia transformadora, desde la realidad dada, dependiente,.. que aparece cómo verdad única, y cuyo valor cuestionamos; hacia la construcción permanente de una nueva realidad social.

        Es desde el sector del trabajo, desde donde se debe empezar a reconstruir un esquema independiente de la salud. De la participación de sectores comprometidos con otro modelo nacional y comunitario, depende la inmediata suerte de Colegios, Confederaciones, etc. de los profesionales de la salud.

        También creemos que solo será posible edificar esta nueva realidad si se produce un hiato histórico, caracterizado por el profundo silencio, el vacio obligado de todo los signos y síntomas que construyeron esta realidad colonial. Y para esto me temo que más allá de nuestros deseos o simpatías personales, resultará imprescindible.... QUE SE VAYAN TODOS!.


Con admiración y respeto, al Maestro Dr. Floreal A. Ferrara, fuente de inspiración en la praxis y en la vida.


Dra. Susana B. Etchegoyen
Marzo del 2002