DESAPARECIDO
Escribe: Dra Susana B. Etchegoyen
Ilustración: Guillermo Poggioli



        El miércoles 28 de noviembre, dos días antes de que el ex ministro de economía Domingo Cavallo, confiscara el dinero de los depósitos bancarios, e implementara el así llamado corralito que limitaba el retiro de dinero de las cuentas de depósito a mil pesos mensuales, el ex presidente Fernando de la Rúa instruyó al inefable ex ministro de Salud Dr. Lombardo, para que a través de la decisión administrativa 243 autorizara el desvío de casi tres millones de pesos del programa "Atención de la madre y el niño", al Ministerio de Infraestructura y Vivienda, para que desde allí fuera transferido a la gobernación de Mendoza, y de esa forma ser depositado en la cuenta corriente de la empresa Constructora San José, que preside el almirante Basilio Pertiné ( cuñado del ex presidente), para saldar la deuda que el Estado mantenía con dicha empresa por las obras de remodelación del hospital Diego Paroissien en Mendoza, cuya adjudicación irregular en la licitación correspondiente, había sido denunciada por la Oficina Anticorrupción en diciembre del 2000.

        El mismo ministro que modeló el nuevo PMO a la medida de las gerenciadoras de turno, argumentando que el Estado no podía seguir cubriendo las necedidades básicas en atención de la salud, ejecutó el saqueo final a un Ministerio que a partir de ese momento dejó de existir.

        Pocos días después de la Rúa y equipo huyeron en helicóptero, y fueron reemplazados por la administración Rodriguez Saá, quien bajo pretexto de eliminar la corruptela, decidió que se podía prescindir de algunos ministerios como el de Salud, de Justicia y de Educación.

        Los medios, hasta ese momento sintonizados con los reclamos caceroleros, obviaron todo comentario al respecto,... después de todo la Salud , la Justicia y la Educación son bienes extintos desde hace mucho tiempo en el pais, aunque "de eso no se hable".

        Cuando el stablishment azorado, comprendió que con la película populista no convencía a nadie y Rodriguez Saá huyó, esta vez en avión, dejando al país nuevamente acéfalo, el discurso mediático dió lugar al nuevo actor de moda, su majestad "El Consumidor". Durante horas, sin importar el canal sintonizado presenciamos el desfile interminable de asociaciones de defensa del consumidor.

        A medida que pasaron los días quedó claro que "El Ciudadano", ese sujeto tantas veces citado en nuestra Constitución, pasó a engrosar la lista de desaparecidos, pero claro de eso no se habla.

        El Dr Duhalde asumió el gobierno y nombró a su gabinete, exceptuando, por supuesto al responsable de la cartera de Salud.

        En paralelo nuestros adalides consumidores, comenzaron a denunciar el desabastecimiento de drogas oncológicas, antiretrovirales, e insulina entre otras.

        Para otro momento quedará según parece, la discusión pendiente sobre la caracterización del medicamento como bien social o de consumo. Si los medicamentos constituyen un bien social, su abastecimiento debería estar regulado por el Estado, y no por un mercado que obtiene desde hace años ganancias fabulosas a expensas de una clientela cautiva de la necesidad.

        Sabemos que la industria farmacéutica, y las grandes gerenciadoras de salud del país poseen caminos mucho más directos, menos conflictivos y sobre todo más rentables que el desabastecimiento, para hacer lobby.

        Nadie explica que la imposibilidad de acceder a los tratamientos poco tiene que ver con la devaluación y mucho con que el Estado, las Obras Sociales y las empresas de Medicina Prepaga, mantienen deudas de meses con sus prestadores entre los que se encuentran: laboratorios, droguerías y Farmacias. Prueba fehaciente de esto, son las remesas donadas por laboratorios internacionales y nacionales a diferentes instituciones de bien público y organizaciones no gubernamentales.

        Resulta también inoportuno según parece, preguntar al Dr Cano, responsable de la Superintendencia de Servicios de Salud, por el destino de los fondos retenidos a la Seguridad Social (l0% de todos los aportes), en concepto de fondo solidario para cobertura del PMO, que jamás se reintegraron al sector prestador constituido por las Obras Sociales, empujándolo inexorablemente a la quiebra.

        En cuanto a las empresas prestadoras: ¿no son acaso las mismas que obtuvieron en estos años ganancias usurarias, desguazando el Sistema de Salud de la República Argentina?, ¿no son sus representantes, los que se sentaron con las últimas administraciones para generar protocolizaciones de los tratamientos médicos, que les permitieran desproteger más aún a la población bajo el eufemismo de Calidad Total en la Atención Médica?.

        Aún sin las actuales circunstancias, la mayoría de los pacientes transplantados, oncológicos o con HIV ya no podrían recibir tratamiento adecuado porque ni el sector público ni el privado están dispuestos a seguir pagándolo.

        Mientras los consumidores siguen exigiéndole a farmacias y droguerías que entreguen la medicación otro sujeto ha desaparecido:" El Paciente", aunque de eso tampoco se hable.

        Alguien podrá decirme que después de todo, el paciente también es un consumidor. Sin embargo resulta paradojal, porque la realidad demuestra que los consumidores pagan su cuota y sus impuestos, o entregan su aporte a la seguridad social, en tanto sujetos sanos, con la certeza de obtener cobertura y atención en el momento en que lo necesiten.

        Cuando ese momento llega, vemos que pasan a engrosar instantáneamente la lista de mendicantes, excluídos y desprotegidos, solo merecedores de solidaridad, compasión y beneficencia, nunca del derecho que los asiste en tanto pacientes: el derecho a la salud. Y la salud me temo, que no se compra ni se consume.

        El gobierno del Dr Duhalde ha buscado incansablemente en estos días, a algún Sanitarista que sea capaz de llevar a cabo una política de salud, que nos permita comenzar a reorganizar el sector y paliar la crudeza de la crisis.Pero sorpresa,... los sanitaristas han sido arrasados, en los últimos años por la especie gerenciadora. Ya sabemos cómo, estos médicos devenidos contadores, saben gestionar para vaciar las arcas del Estado y los bolsillos de la población, en pos de los intereses que representan, pero nada pueden, ni quieren hacer cuando las necesidades reales apremian.

        De este modo se ha decidido, unificar en el Ministerio de la Beneficencia: Salud y Desarrollo Social. No dudamos que nuestra primera dama, quien por otra parte cuenta con el apoyo incondicional de Cáritas, posee la preparación y la voluntad de solucionar el molesto problema de los necesitados, mientras extiende el certificado de desaparición al Sistema de Salud de nuestro país, aunque de esto tampoco se hable.

        Finalmente colegas, sin pacientes, sin Ministerio de Salud, sin políticas para el sector,¿no será el Universo de los Desaparecidos nuestro único destino posible como médicos?.

vAquellos que vivimos las décadas infames de desaparición en nuestro país, soslayamos sin embargo alguna esperanza al respecto: LLENEMOS EL VACÍO CON PRESENCIA!!!!!


        Los invitamos a transitar un camino que quizás, solo quizás, impida la extinción de la profesión que nos convoca.


Dra. Susana B. Etchegoyen