Respuesta de un oncólogo clínico al Caso Clínico Nro. 5

Escribe:  Dr. Pedro M. Politi,  Equipo Interdisciplinario de Oncologia

 

Se trata de un paciente de 32 años, HIV positivo, con dolor en hemicara, disnea clase III, disfagia y tos productiva, quien presenta edema palpebral unilateral, adenopatías cervicales y una masa testicular, con una microscopía compatible con linfoma a células B.

 

Hay varios puntos a plantear, desde la óptica de un oncólogo:

 

En primer lugar, falta el diagnóstico preciso, y faltan los datos de estadificación del linfoma.

Este punto es muy serio, porque sin la información apropiada, no es posible seleccionar racionalmente el tratamiento. Quizás los colegas que están tratando al paciente tengan más información. A modo de ejercicio, elaboremos:

  1. Es imprescindible:

  1. Corroborar que se trata de un linfoma a células B, y definir a qué tipo pertenece, utilizando una clasificación aceptada (Working Formulation, REAL, etc).

Primer mensaje: Cáncer de testículo en paciente HIV positivo: enfoque estándar, con estadificación y tratamiento en los pacientes HIV negativos. Tienen similar perspectiva oncológica: curarse, si hacemos las cosas bien.

  1. Eso es necesario, pero no suficiente, para el diagnóstico de linfoma. Ya mismo levanto el teléfono y converso con el patólogo: Dónde está la descripción microscópica del tumor? “Células grandes” es insuficiente como descripción.

Si lo que se diagnosticó es un linfoma B a células grandes (“large cell lymphoma”), es altamente probable que tenga arquitectura de infiltración difusa (“diffuse large cell lymphoma”, de una vieja clasificación, muy cara a los clínicos). En ausencia de otra información, tomemos esto. Por lo tanto, se trataría de un linfoma B, de grado intermedio o elevado (insisto, es importante y nos falta el dato de patología!!!), como suele suceder en el 85% de los linfomas en pacientes HIV positivos. Tenemos entonces uno de los criterios del CDC de Atlanta para diagnosticar SIDA en este paciente.